Las galaxias que viven dentro de ti

Muchas veces uno sueña con vivir una experiencia que te marque la vida para siempre, y cuando de pronto te das cuenta, esa experiencia llega y está sucediendo delante de tus ojos.

Conocí a las gemas de a pocos, como se encuentran las piedras preciosas, fui descubriéndolas en la misma forma como yo misma me iba descubriendo. Todas ellas son mujeres con un corazón lleno de amor infinito, cada una vibra con un elemento que las hace ser únicas en todo el universo. Y de pronto, ahí estaba yo, a punto de iniciar la primera labor al lado de mis hermanas de tantas vidas.

Al inicio me sentía un poco fuera de foco, porque mi mente no podía procesar la inmensidad de la labor que se iba a realizar, pensar que iba a ir en astral hasta las pirámides de egipto y que luego iba a activar mi merkaba y conectar con otras galaxias, era demasiada locura junta.

De pronto cerramos los ojos y empezamos a seguir el curso de nuestra respiración, empezamos a cantar el mantra, luego otro mantra, luego el último y yo empecé a sentir como poco a poco iba soltando mi cuerpo, entré en presencia y pude ver algo maravilloso, era la primera vez que conocía lo que es un merkaba (vehiculo de luz), era literal una nave luminosa que unida a mi esencia me llevó a mucha velocidad hasta el interior de la pirámide. Ahí vi a mis hermanas como se disponían para realizar la labor…una de ellas se puso al medio y las otras 3 formábamos un triángulo de poder. De pronto la que estaba en medio, ancló la energía en la tierra y se activaron 3 columnas de luz muy poderosas a través de nuestros canales. Y una a una pude ver como salían a mucha velocidad a través de ese tubo de luz, y de pronto cuando me tocó a mi, todo se me borró y ya no sentí nada, solo podía sentir que estaba navegando a grandes velocidades a través del cosmos, y la vibración que sentía era tan fuerte que me hizo entrar en un estado de recogimiento y presencia. No recuerdo a donde me llevaron, ni que hice en esos puntos, solo podía percibir que viajaba y que la energía que me llevaba era como un río enorme muy poderoso.

Cuando volví, vi a muchos maestros de luz que estaban alrededor nuestro dentro de la pirámide, todos en posición de agradecimiento y con una bella sonrisa en sus rostros.

De pronto me di cuenta que tenía un cristal en mis manos y que poco a poco dejaba de vibrar conforme mi respiración se iba calmando. Pude ver nuevamente a mis hermanas al lado mío dentro de la pirámide, y aquello era como ver una postal de tiempos antiguos, un recuerdo de una labor que hicimos hace tanto tiempo atrás, y ahora sólo estábamos recordando parte del propósito de nuestra vida en la tierra.

En un abrir y cerrar de ojos, nuevamente me trajeron a mi casa, a mi habitación. Todo era muy rápido, no hubo tiempo para ver a detalle a todos los seres que nos acompañaron dentro de la pirámide, sólo pude sentir que eran de todas parte de la galaxia y más allá.

Cuando abrí los ojos, todo mi cuerpo se sentía conmocionado por la cantidad de energía que había podido sentir, mi mente no podía entender qué era lo que había pasado, mi alma estaba feliz porque sentía que había realizado una labor amorosa por el bien de la humanidad y el proceso que estamos pasando.